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El Parque Nacional fue declarado como tal por el honorable Congreso Nacional el 4 de noviembre de 1994, con el nombre de Parque Nacional Punta Sal según Decreto Legislativo 154 – 94. El 17 de marzo de 1995 por Decreto Legislativo 43 – 95 se cambia el nombre por el de Parque Nacional Blanca Jeannette Kawas Fernández en memoria de la presidenta de la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (PROLANSATE).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El manejo técnico del Parque es responsabilidad de la Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (PROLANSATE) por convenio firmado entre la Fundación y el Estado de Honduras a través del Administración Forestal del Estado – Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (AFE- COHDEFOR), el 20 de noviembre de 1996.

 

En el Decreto de creación del Parque interviene una estructura única en nuestro país, denominado La Autoridad del Parque, que está constituida por las siguientes instituciones: Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA), la que coordinará todas las actividades de dicho organismo, Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (AFE-COHDEFOR), Secretaría de Turismo (IHT), Alcaldía Municipal de Tela, Fundación para la Protección de Lancetilla, Punta Sal y Texiguat (PROLANSATE), Patronato Regional de comunidades adyacentes al Parque, Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH) e Instituto Hondureño de Antropología e Historia, según se consigna en la ley de creación del Parque Nacional Jeannette Kawas. Otras organizaciones recomendadas a ser incluidas en la Autoridad del Parque son: Alcaldía de Puerto Cortés, Fiscalía Especial del Ambiente.

 

El área protegida es un humedal costero marino inscrito en la lista de la convención relativa a los humedales de importancia internacional RAMSAR 1971, el 28 de marzo de 1995, con sitio No. 722, es una de las diez áreas protegidas prioritarias para la conservación de la biodiversidad en el país. Su ubicación geográfica en el Golfo de Honduras y proximidad con otras áreas protegidas también prioritarias, como el Jardín Botánico y Centro de Investigación Lancetilla, Parque Nacional Punta Izopo, Refugio de Vida Silvestre Texiguat, Parque Nacional Pico Bonito y Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado y su conectividad con el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM) y del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM), hacen del Parque un área en el proceso de conservación de la región mesoamericana.

 

En la estrategia Nacional de Ecoturismo se identifica al Parque como un área protegida prioritaria para ser desarrollada ecoturísticamente en el país, debido a varios criterios, entre ellos a la calidad y diversidad de ecosistemas como principal atractivo turístico, ubicación geográfica, nivel de desarrollo entre otras.

 

En 1993 se dieron los primeros pasos para el manejo del Parque, desde este tiempo la Fundación PROLANSATE a través de diversos proyectos, ha realizado esfuerzos, orientados a la búsqueda de un desarrollo sostenible, entre los que se destacan, las iniciativas de creación de los PNJK, la generación de información de base, elaboración y actualización del plan de manejo y desarrollo del PNJK, Proyecto Conservación de los Recursos Naturales, el aumento de la conciencia, educación y la participación de las comunidades locales en el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales, la firma de convenios de manejo de las áreas protegidas con municipalidades y el establecimiento de alianzas nacionales e internacionales en pro del manejo del Parque.

 

Sin embargo el manejo y el desarrollo sostenible del Parque requieren de tiempo y de la voluntad de todos, por lo que a pesar de los esfuerzos realizados persisten problemáticas, el Parque está sujeto a muchas presiones, algunas de ellas originadas distantes del mismo (al Parque drenan las aguas provenientes de las cuencas hidrográficas de los ríos Ulúa y Chamelecón lo que corresponde el 25 % de la cuenca nacional con más de 200,000 hectáreas de cultivos agroindustriales) y emergen nuevas realidades, por lo que se hace necesario actualizar el plan de manejo cada cinco años para trabajar acorde a los nuevos requerimiento y  acontecimiento del área protegida y en este caso de lo que acontece en la región ya que la bahía de Tela es el pilar del desarrollo eco turístico del país, lo que traerá beneficios y presiones al área.

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